El Mont-Saint-Michel es uno de los destinos más emblemáticos de la región de Normandía y también un Patrimonio Mundial de la UNESCO. Es una isla aislada que cuenta con una abadía benedictina en la cima, rodeada de calles y edificios de estilo medieval. Durante la marea alta, parece un castillo flotando en el océano; durante la marea baja, se conecta con la tierra a través de la playa, ofreciendo paisajes espectaculares llenos de encanto histórico.
Las playas del desembarco de Normandía incluyen lugares como la playa de Omaha y la playa de Utah, que fueron puntos clave en el desembarco de las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial, con una profunda importancia histórica. Hoy en día, allí se encuentran diversos museos y memoriales, como el Museo del Desembarco de Normandía, que exhibe una amplia colección de reliquias de guerra y documentos históricos, ofreciendo a los visitantes una inmersión en esos momentos trascendentales de la historia.
Étretat es famoso por sus acantilados de creta blanca y sus arcos únicos, siendo un referente natural de la región de Normandía. Las formaciones de los acantilados son diversas y el paisaje costero es impresionante, convirtiéndolo en el paraíso para los amantes del senderismo. Caminar por los bordes de los acantilados permite disfrutar de vistas espectaculares al océano y paisajes geológicos únicos que dejan una impresión duradera.
La gastronomía de Normandía es conocida por sus productos lácteos, mariscos y sidra de manzana. El queso Camembert, con su sabor intenso, es representativo de Normandía; el guiso de mariscos de Normandía combina una variedad de mariscos frescos con un sabor exquisito. La sidra local, elaborada con manzanas de alta calidad, tiene un sabor característico y es una experiencia gastronómica que no se debe perder.