Capela Do Senhor da Pedra
Situado en una playa dorada alejada del bullicio, una pequeña iglesia blanca se alza solitaria en una roca gigante al borde del mar, creando una imagen surrealista. Los tonos rosados y violetas se extienden en el aire, mientras las olas rompen en las rocas lejanas y la playa está desierta y en silencio. Cuando los primeros rayos del sol aparecen en el horizonte, una luz divina cubre toda la playa y suscita emociones profundas, envolviendo a todos los presentes.
Costa Nova
Ubicado en un hermoso destino vacacional, Costa Nova está lleno de un dulce sabor a caramelo. Lonely Planet lo califica como uno de los 10 destinos más coloridos de Europa. Los habitantes locales pintan rayas multicolores en las paredes exteriores de sus casas, en rojo, azul, verde o amarillo. Estos tonos de caramelo se combinan de manera aleatoria y son extremadamente brillantes y hermosos, como un cuadro de sabor a caramelo.
Mirador de Senhora do Monte
La Miradouro Senhora do Monte es un lugar de turismo gratuito, aunque muchos guías turísticos clásicos no lo mencionen. Es la mejor opción para disfrutar de la vista panorámica de la ciudad de Lisboa, incluso se puede ver el Castillo de San Jorge. Aunque tiene cierta dificultad de acceso en comparación con otros lugares turísticos, definitivamente vale la pena visitarlo, ¡ya que podrás apreciar las vistas completas y espectaculares de Lisboa!
"Castillo de San Jorge"
Castelo de São Jorge, como punto más alto de la zona de Lisboa, este castillo ha estado en pie en lo alto de la colina durante cientos de años, siendo testigo de la larga historia de Portugal. El castillo en sí mismo es un edificio histórico bien conservado, la plataforma del castillo ofrece una vista impresionante de 360 grados. Aquí no solo se pueden ver de cerca los edificios y ruinas más antiguos de la historia de la ciudad, sino que también se pueden admirar las construcciones tradicionales y los paisajes más hermosos del río Tajo en la zona de Lisboa.
Tranvía 28
Tomando un viejo tranvía, como si hubiéramos atravesado un túnel del tiempo, permitiéndonos tener un encuentro fugaz con la luz de la ciudad antigua, presenciando el encanto único de esta historia. Como si el tiempo se hubiera detenido aquí y, a través del limpio y nítido sonido de la campana que no ha dejado de sonar en más de 100 años, le dijera a cada pasajero que este es el rincón más vivo de la ciudad antigua. Cuando la vista panorámica como una postal se despliega ante nuestros ojos, seguimos el color brillante detrás del vagón, recorriendo los sinuosos caminos de la antigua ciudad, sintiendo el encanto puro de la nostalgia.