Originalmente una iglesia, luego una mezquita y ahora un museo, Santa Sofía es una maravilla arquitectónica que ha resistido la prueba del tiempo. Sus impresionantes mosaicos y su vasta cúpula son imprescindibles.
Conocida por sus magníficos azulejos azules, la Mezquita del Sultán Ahmed (Mezquita Azul) es uno de los monumentos más icónicos de Estambul. Es una mezquita en funcionamiento, así que asegúrate de vestirte modestamente al visitarla.
Este gran palacio fue la residencia de los sultanes otomanos durante siglos. Ofrece un vistazo al estilo de vida opulento de los sultanes con sus lujosas habitaciones y hermosos jardines.
Uno de los mercados cubiertos más grandes y antiguos del mundo, el Gran Bazar es un bullicioso centro de tiendas que venden desde joyas y especias hasta alfombras y souvenirs.
Un antiguo depósito subterráneo de agua, la Cisterna Basílica es conocida por su atmósfera inquietante y tenuemente iluminada y las bases de columnas con cabezas de Medusa.
Haz un viaje en barco por el estrecho del Bósforo para disfrutar de impresionantes vistas del horizonte de la ciudad y sus dos continentes.
Sube a la cima de esta torre medieval de piedra para obtener vistas panorámicas de la península histórica de Estambul.
Los amantes del arte no deben perderse el Istanbul Modern, un museo de arte contemporáneo que exhibe tanto a artistas turcos como internacionales.
Otra obra maestra de la arquitectura otomana, esta mezquita está menos concurrida que la Mezquita Azul y ofrece impresionantes vistas del Cuerno Dorado.
También conocido como el Bazar Egipcio, es un lugar vibrante para degustar y comprar una variedad de especias, tés y delicias turcas.